Naranjito.- Un ataque armado conmocionó a los moradores de Naranjito este martes 15 de julio, cuando aproximadamente a las 10 de la mañana, al menos ocho detonaciones de arma de fuego rompieron la tranquilidad en la vía que conduce al recinto La Paciencia. El suceso culminó con la trágica muerte de Cristian Ávila, quien fue encontrado malherido y agonizando entre los densos cañaverales.
Moradores y transeúntes que circulaban por este carretero de segundo orden fueron testigos de la dantesca escena: un hombre yacía con múltiples heridas a un costado de la vía. Inmediatamente, se alertó al Cuerpo de Bomberos de Naranjito, quienes, al dirigirse al lugar, se vieron obligados a detener su avance ante la escalofriante advertencia de que individuos sospechosos, presuntos autores de los disparos, aún merodeaban la zona. La prudencia los llevó a solicitar resguardo policial, pero, ante la demora de las unidades, la valentía se impuso y decidieron continuar su camino.
La incertidumbre se apoderó de los socorristas al llegar al punto señalado por un vehículo del GAD Municipal que regresaba del lugar, ya que no se observaba rastro alguno del herido. Fue entonces cuando un paramédico, con una determinación admirable, descendió de la unidad para retroceder a pie y buscar indicios. Su persistencia lo llevó a encontrar rastros de sangre y, sin dudarlo, gritó hacia la espesura del cañaveral: «¿Hay alguien allí?». La respuesta, una voz trémula y casi inaudible: «¡Aquí estoy!».
Este tenue clamor fue la señal que guio a los bomberos. La ambulancia retrocedió, y con la urgencia que el momento demandaba, los paramédicos descendieron con camilla e implementos. En medio de los sembríos de caña, tras un canal de riego seco que el hombre había cruzado en su desesperada huida, encontraron a Cristian Ávila. Presentaba múltiples impactos de bala en su cuerpo, uno de ellos atravesando su rostro y boca, dejando un molar desprendido y varios restos dentales en la escena, además de un disparo en el lado izquierdo del tronco y en otras zonas.
Con extremo cuidado, Ávila fue rescatado del cañaveral y trasladado de urgencia al Hospital Básico Naranjito. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, falleció minutos después de su ingreso debido a la gravedad de sus heridas. Su voz, que apenas logró responder al llamado de los paramédicos, fue su último aliento de esperanza. De no haber sido encontrado, su destino habría sido la muerte en la soledad de esos cañaverales.
Las autoridades policiales han iniciado la investigación para dar con los responsables de este cobarde asesinato. Un detalle inquietante es que no se encontraron indicios balísticos en la escena, lo que sugiere que los atacantes habrían utilizado revólveres, armas que no expulsan casquillos. Este violento episodio se suma a la creciente ola de inseguridad que azota la región, dejando a la comunidad consternada y clamando por justicia. (I)